Preguntas sin respuesta ¿y qué?
- Daniela
- 9 mar 2017
- 3 Min. de lectura
A propósito del Día Internacional de la Mujer, del empoderamiento de esta alrededor del mundo y del hecho de que este blog lo escribe una mujer, me pareció interesante hacer una entrada sobre las reacciones que he recibido por parte de las personas que vivieron conmigo el proceso de ideación Plan Viaje.
Empecemos por mis papás, a quienes en un principio la idea les pareció una locura y entraron en crisis por un momento; claro está, que en un principio les planteé la idea como si les estuviera contando que me iba a comer helado a la esquina, es decir sin ningún tipo de “plan” por lo menos medio armado. Además, siendo la hija mayor, durante toda mi vida he tenido que enseñarle a mis papás que por más amor que les tengamos, los hijos somos prestados y eventualmente tomaremos nuestras propias decisiones y caminaremos solos por el mundo (o por Europa en lo que a mí respecta en este momento). Finalmente, después de un sinfín de conversaciones, logré mi cometido y los convencí (o eso creo) de que es una buena idea y en menos de dos semanas arranco con su apoyo. Gracias mami, gracias papi.
A pesar de que podría extenderme mucho más con la reacción de mis “viejitos” lindos, decidí continuar con mi hermana, mis amigas y mis amigos. Ell@s, claramente con unos años menos que mis papás, lo primero que dijeron fue: “¡Del putas!” y claro, quién no se emocionaría cuando más de una persona te responde así. Entonces, yo con cara de ponqué me empecé a ver sometida a varias preguntas a las cuales no les tenía una respuesta puntual: ¿Y, a dónde vas a ir?, ¿A qué ciudades? ¿Vas a ir a *introduzca cualquier ciudad europea*?, ¿Por cuánto tiempo? ¿Y qué vas a hacer mientras estés allá, vas a trabajas o a estudiar? Etc, etc, etc.
Y, como reacciones hay de todo tipo, hubo algunas que me llamaron la atención estilo “acuérdate que eres mujer- NO ME DIGAS, hasta ahora caí en cuenta- tienes que tener cuidado- REALLY?” y aplicar el dicho “a palabras necias oídos sordos” (si, ya sé, mucha tía) pues, a pesar de que estuvieran demostrando su preocupación por mi seguridad: 1) está más que claro que nadie tiene que recordarme que soy mujer, ya lo sé, y 2) también sé que debo tener cuidado. O sea, ¿qué onda? Independientemente del género, TODO el mundo debe cuidarse, no solo las mujeres por ser mujeres y no solo cuando viaja, debe hacerlo siempre, tal como lo hacemos todos los días de nuestras vidas, estando atentos y sin dar papaya.
Eventualmente, empecé a estresarme por tantas preguntas sin respuesta y por este tipo de comentarios que no pude dormir por varias noches y viví más de una mañana como un zombie, poniéndole azúcar a la arepa y sal al café (exagero, al café no se le echa nada). Pero, lo peor de todo, es que continuaban surgiendo preguntas que nadie me había hecho y que seguramente a nadie se les habría ocurrido.
Finalmente, un día mientras le contaba en medio de la crisis lo que pasaba, mi mejor amigo me dijo: “Dani, lo que vas a hacer es algo que pocas personas pueden hacer o pueden entender, no tienes porque estresarte, ¡te vas de viaje! Disfruta y verás que todo va saliendo sobre la marcha” (este es el resumen ejecutivo, obviamente).
De esta forma, siguen habiendo un montón de preguntas que no sabría como responder y quién sabe cuantos comentarios pesimistas en boca de otros, pero ajá: “lo bonito es hacer las cosas que a uno le nacen, libre de los prejuicios y estigmas del mundo moderno”, como afirmó mi mejor amiga a propósito del Día Internacional de la Mujer.
Peace Out
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